Ultimamente, parece que el mundo está en mi contra, o que yo me empeño en luchar contracorriente, ¿seré rara por querer que las cosas funcionen "como Dios manda"?
Debe ser que soy de la "vieja escuela" y que desde pequeñita aprendí aquello de "las cosas bien hechas, bien parecen".
¿No os desesperais con los servicios post-venta? Mis disputas con la/s compañía/s telefónica/s, ya serían harina de otro costal, pero... es que es con todo. Dentro de poco, compraremos un paquete de 12 bizcochos, en el que sólo vendrán 10, y tendremos que llamar a un 902 XXX XXX para solucionarlo... perdón, para INTENTAR solucionarlo, casi seguro, que sin éxito.
Yo sigo la máxima de "lo imposible se intenta, y lo difícil se consigue", así que soy como Don Erre que Erre, me peleo hasta con el mismísimo demonio cuando llevo la razón (o cuando creo que la llevo).
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